lunes, 17 de noviembre de 2014

La injusta vida de alguien auténtico.

Hoy fue una de esas noches de lluvia en las que me pongo canciones tristes mientras pienso debajo de las mantas. 
Y me pongo triste yo también. 
Es una de esas noches en las que echo un vistazo hacia atrás y se me llenan los ojos de recuerdos, tanto buenos como malos, y pienso que el mundo es un lugar muy injusto para las buenas personas. 
Pienso en mi, en esta chica gordita a la que le han pasado tantas cosas injustas y aun así sigue aquí, con sus miedos, sus ataques de ansiedad, sus pesadillas a media noche y sus ansiolíticos. 
Porque sí, yo soy la chica que veis cantando y gritando por los pasillos del instituto, la chica que veis en bici con sus amigos, la que se lo pasa pipa por las noches en Ferrol. 
Pero también soy una chica como todos vosotros, que tiene miedo, que agacha la cabeza cuando se equivoca, porque lo hace, a menudo. 
Pienso en cuando mi abuelo me guiñaba el ojo desde el sofá cuando entraba por la puerta, y ahora ya no lo hace, y por mucho que mire al cielo no le veo. Y por mucho que grite hacia arriba no me escucha decirle que le quiero. 
Pienso en aquella vez que mi madre me castigó porque me emborraché y llegué tarde a casa, sin saber que ya lo había hecho alguna vez más, como todas las chicas de mi edad cuando empiezan a salir. 
Pienso en una noche en la que me agarraron muy fuerte de un brazo y me zarandearon dentro de un baño mientras nadie escuchaba nada y no se como salí de allí. 
Pienso en cuando se metían conmigo por la calle porque vestía diferente, ¿y que? 
Yo nunca juzgué a nadie por su ropa, ni por la música que escuchaban. 
Pienso en mi tío Lolo, que ahora ya no está, y en esas tardes de verano en casa de mi madrina cuando nos traía la merienda a mi y a mi primo. Y en esa sonrisa que tenía de buenazo, que no hay nadie en el mundo que la tenga como él. 
Pienso en mi tío Llimi, que sobrevivió a dos ataques cerebrales y después de 20 años sufriendo vergüenza por una esclerosis múltiple que no le deja caminar, salió a la calle y volvió a vivir como todos los demás. 
Pienso en una amiga mía a la que tiraron por las escaleras por ser gótica. 
Pienso en lo cruel que es el mundo para alguien que es auténtico, pero vosotros seguir preocupándoos de ser copias del resto, eso no os hará mejores.


1 comentario:

  1. Eres especial, nunca lo olvides , nunca dejes de tener esa luz que tienes.

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